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sábado, 12 de marzo de 2011

"Desamor" de Rosario Castellanos

Me vio como se mira al través de un cristal
o del aire
o de nada.

Y entonces supe: yo no estaba allí
ni en ninguna otra parte
ni había estado nunca ni estaría.

Y fui como el que muere en la epidemia,
sin identificar, y es arrojado
a la fosa común.

"Táctica y estrategia" de Mario Benedetti

Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos

mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible

mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos

mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos

no haya telón
ni abismos

mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple
mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites

"Síndrome" de Mario Benedetti

Todavía tengo casi todos mis dientes
casi todos mis cabellos y poquísimas canas
puedo hacer y deshacer el amor
trepar una escalera de dos en dos
y correr cuarenta metros detrás del ómnibus
o sea que no debería sentirme viejo
pero el grave problema es que antes
no me fijaba en estos detalles.

"Espero" de Mario Benedetti

Te espero cuando la noche se haga día,
suspiros de esperanzas ya perdidas.
No creo que vengas, lo sé,
sé que no vendrás.
Sé que la distancia te hiere,
sé que las noches son más frías,
Sé que ya no estás.
Creo saber todo de ti.
Sé que el día de pronto se te hace noche:
sé que sueñas con mi amor, pero no lo dices,
sé que soy un idiota al esperarte,
Pues sé que no vendrás.
Te espero cuando miremos al cielo de noche:
tu allá, yo aquí, añorando aquellos días
en los que un beso marcó la despedida,
Quizás por el resto de nuestras vidas.
Es triste hablar así.
Cuando el día se me hace de noche,
Y la Luna oculta ese sol tan radiante.
Me siento solo, lo sé,
nunca supe de nada tanto en mi vida,
sólo sé que me encuentro muy solo,
y que no estoy allí.
Mis disculpas por sentir así,
nunca mi intención ha sido ofenderte.
Nunca soñé con quererte,
ni con sentirme así.
Mi aire se acaba como agua en el desierto.
Mi vida se acorta pues no te llevo dentro.
Mi esperanza de vivir eres tú,
 y no estoy allí.
¿Por qué no estoy allí?, te preguntarás,
¿Por qué no he tomado ese bus que me llevaría a ti?
Porque el mundo que llevo aquí no me permite estar allí.
Porque todas las noches me torturo pensando en ti.
¿Por qué no sólo me olvido de ti?
¿Por qué no vivo sólo así?
¿Por qué no solo....

"Corazón coraza" de Mario Benedetti

Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza
 
porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro
 
porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque 
la noche pase y yo te tenga
y no.  

"Ventana sobre una mujer" de Eduardo Galeano

Esa mujer es una casa secreta (es una fortaleza).
En sus rincones, guarda voces y esconde fantasmas.
En las noches de invierno, humea.
Quien en ella entra, dicen, nunca más sale.
Yo atravieso el hondo foso que la rodea. En esa casa seré habitado.
En ella espera el vino que me beberá.
Muy suavemente golpeo a la puerta, y espero.

"Teología 2" en "El Libro de los Abrazos" de Eduardo Galeano

El Dios de los cristianos, Dios de mi infancia, no hace el amor. Quizás, es el único dios que nunca ha hecho el amor, entre todos los dioses de todas las religiones de la historia humana. Cada vez que lo pienso siento pena por él. Y entonces le perdono que haya sido mi superpapá castigador, jefe de policía del universo, y pienso que al fin y al cabo, Dios también supo ser mi amigo en aquellos viejos tiempos, cuando yo creía en él y creía que el creía en mi. Entonces paro la oreja, a la hora de los rumores mágicos, entre la caída del sol y la caída de la noche, y me parece escuchar sus melancólicas confidencias.

"Teología 1" en "El Libro de los Abrazos" de Eduardo Galeano


El catecismo me enseñó, en la infancia, a hacer el bien por conveniencia y a no hacer el mal por miedo.
Dios me ofrecía castigos y recompensas, me amenazaba con el infierno y me prometía el cielo: y yo prometía y creía.
Han pasado los años. Yo ya no temo ni creo. Y en todo caso, pienso, si merezco ser asado a la parrilla, a eterno fuego lento, que así sea. Así me salvaré del purgatorio, que estará lleno de horribles turistas de clase media; y al fin y al cabo se hará justicia.
Sinceramente: merecer, merezco. Nunca he matado a nadie, es verdad, pero ha sido por falta de coraje o de tiempo, y no por falta de ganas. No voy a misa los domingos, ni en fiestas de guardar. He codiciado a casi todas las mujeres de mis prójimos, salvo a las feas, y por tanto he violado, al menos en intención, la propiedad privada que Dios en persona sacralizó en las tablas de Moisés: No codiciarás a la mujer de tu prójimo, ni a su toro, ni a su asno. Y por si fuera poco, con premeditación y alevosía he cometido el acto del amor sin el noble propósito de reproducir la mano de obra.
Yo bien sé que el pecado carnal está mal visto en el alto cielo; pero sospecho que Dios condena lo que ignora.

"La noche" en "El Libro de los Abrazos" de Eduardo Galeano

1

No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre los párpados. Si pudiera, le diría que se vaya; pero tengo una mujer atravesada en la garganta.

2

Arránqueme, señora, las ropas y las dudas. Desnúdeme, desnúdeme.

3

Yo me duermo a la orilla de una mujer: yo me duermo a la orilla de un abismo.

4

Me desprendo del abrazo, salgo a la calle.

En el cielo, ya clareando, se dibuja, finita, la luna.

La luna tiene dos noches de edad.

Yo, una.

"Los nadies" en "El Libro de los Abrazos" de Eduardo Galeano

Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.

"Tu nombre" de Sabines

Trato de escribir en la oscuridad tu nombre. Trato de escribir que te amo. Trato de decir a oscuras esto. No quiero que nadie se entere, que nadie me mire a las tres de la mañana paseando de un lado a otro de la estancia, loco, lleno de ti, enamorado. Iluminado, ciego, lleno de ti, derramándote. Digo tu nombre con todo el silencio de la noche, lo grita mi corazón amordazado. Repito tu nombre, vuelvo a decirlo, lo digo incansablemente, y estoy seguro que habrá de amanecer...

"Te quiero porque tienes..." de Sabines

Te quiero porque tienes las partes de la mujer
en el lugar preciso
y estás completa. No te falta ni un pétalo,
ni un olor, ni una sombra.
Colocada en tu alma,
dispuesta a ser rocío en la yerba del mundo,
leche de luna en las oscuras hojas.
Quizás me ves,
tal vez, acaso un día,
en una lámpara apagada,
en un rincón del cuarto donde duermes,
soy una mancha, un punto en la pared, alguna raya
que tus ojos, sin ti, se quedan viendo.
Quizás me reconoces
como una hora antigua
cuando a solas preguntas, te interrogas
con el cuerpo cerrado y sin respuesta.
Soy una cicatriz que ya no existe,
un beso ya lavado por el tiempo,
un amor y otro amor que ya enterraste.
Pero estás en mis manos y me tienes
y en tus manos estoy, brasa, ceniza,
para secar tus lágrimas que lloro.
¿En qué lugar, en dónde, a qué deshoras
me dirás que te amo? Esto es urgente
porque la eternidad se nos acaba.
Recoge mi cabeza. Guarda el brazo
con que amé tu cintura. No me dejes
en medio de tu sangre en esa toalla.

"Espero curarme de ti..." de Sabines

Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: "que calor hace", "dame agua", "¿sabes manejar?"," se te hizo de noche"...Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho "ya es tarde", y tú sabías que decía "te quiero".)

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que tú quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.

"No es nada de tu cuerpo..." de Sabines

No es nada de tu cuerpo,
ni tu piel, ni tus ojos, ni tu vientre,
ni ese lugar secreto que los dos conocemos,
fosa de nuestra muerte, final de nuestro entierro.
No es tu boca - tu boca
que es igual que tu sexo-,
ni la reunión exacta de tus pechos,
ni tu espalda dulcísima y suave,
ni tu ombligo, en que bebo.
No son tus muslos duros como el día,
ni tus rodillas de marfil al fuego,
ni tus pies diminutos y sangrantes,
ni tu olor, ni tu pelo.
No es tu mirada -¿qué es una mirada?-
triste luz descarriada, paz sin dueño,
ni el álbum de tu oído, ni tus voces,
ni las ojeras que te deja el sueño.
Ni es tu lengua de víbora tampoco,
flecha de avispas en el aire ciego,
ni la humedad caliente de tu asfixia
que sostiene tu beso.
No es nada de tu cuerpo,
ni una brizna, ni un pétalo,
ni una gota, ni un gramo, ni un momento:

Es sólo este lugar donde estuviste,
estos mis brazos tercos.

"No es que muera de amor, muero de ti..." de Sabines

No es que muera de amor, muero de ti
Muero de ti, amor, de amor de ti,
de urgencia mía de mi piel de ti,
de mi alma de ti y de mi boca
y del insoportable que yo soy sin ti.
Muero de ti y de mí, muero de ambos,
de nosotros, de ese,
desgarrado, partido,
me muero, te muero, lo morimos.
Morimos en mi cuarto en que estoy solo,
en mi cama en que faltas,
en la calle donde mi brazo va vacío,
en el cine y los parques, los tranvías,
los lugares donde mi hombro acostumbra tu cabeza
y mi mano tu mano
y todo yo te sé como yo mismo.
Morimos en el sitio que le he prestado al aire
para que estés fuera de mí,
y en el lugar en que el aire se acaba
cuando te echo mi piel encima
y nos conocemos en nosotros, separados del mundo,
dichosa, penetrada, y cierto, interminable.
Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos
entre los dos, ahora, separados,
del uno al otro, diariamente,
cayéndonos en múltiples estatuas,
en gestos que no vemos,
en nuestras manos que nos necesitan.
Nos morimos, amor, muero en tu vientre
que no muerdo ni beso,
en tus muslos dulcísimos y vivos,
en tu carne sin fin, muero de máscaras,
de triángulos obscuros e incesantes.
Muero de mi cuerpo y de tu cuerpo,
de nuestra muerte, amor, muero, morimos.
En el pozo de amor a todas horas,
Inconsolable, a gritos,
dentro de mí, quiero decir, te llamo,
te llaman los que nacen, los que vienen
de atrás, de ti, los que a ti llegan.
Nos morimos, amor, y nada hacemos
sino morirnos más, hora tras hora,
y escribirnos y hablarnos y morirnos.
 

"Hay un modo de que me hagas..." de Sabines

Hay un modo de que me hagas completamente feliz, amor mío: muérete.

"Te quiero a las diez de la mañana..." de Sabines

Te quiero a las diez de la mañana, y a las once, y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia. Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la comida o en el trabajo diario, o en las diversiones que no tienes, me pongo a odiarte sordamente, con la mitad del odio que guardo para mí.
Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos y siento que estás hecha para mí, que de algún modo me lo dicen tu rodilla y tu vientre, que mis manos me convencen de ello, y que no hay otro lugar en donde yo me venga, a donde yo vaya, mejor que tu cuerpo. Tú vienes toda entera a mi encuentro, y los dos desaparecemos un instante, nos metemos en la boca de Dios, hasta que yo te digo que tengo hambre o sueño.
Todos los días te quiero y te odio irremediablemente. Y hay días también, hay horas, en que no te conozco, en que me eres ajena como la mujer de otro. Me preocupan los hombres, me preocupo yo, me distraen mis penas. Es probable que no piense en ti durante mucho tiempo. Ya ves. ¿Quién podría quererte menos que yo, amor mío?

"Te desnudas igual que si estuvieras sola " de Sabines

Te desnudas igual que si estuvieras sola
y de pronto descubres que estás conmigo.
¡Como te quiero entonces
entre las sábanas y el frío!

Te pones a flirtearme como a un desconocido
y yo te hago la corte ceremonioso y tibio.
Pienso que soy tu esposo
y que me engañas conmigo.
¡Y como nos queremos entonces en la risa
de hallarnos solos en el amor prohibido!
(Después, cuando pasó, te tengo miedo
y siento un escalofrío.)
 

"Yo no lo sé de cierto..." de Sabines

Yo no lo sé de cierto, pero supongo




que una mujer y un hombre algún día se quieren,




se van quedando solos poco a poco,




algo en su corazón les dice que están solos,




solos sobre la tierra se penetran,




se van matando el uno al otro.





Todo se hace en silencio. Como




se hace la luz dentro del ojo.




El amor une cuerpos.




En silencio se van llenando el uno al otro.





Cualquier día despiertan, sobre brazos;




piensan entonces que lo saben todo.




Se ven desnudos y lo saben todo.





(Yo no lo sé de cierto. Lo supongo).

    "Viceversa" de Mario Benedetti

    Tengo miedo de verte
    necesidad de verte
    esperanza de verte
    desazones de verte


    tengo ganas de hallarte
    preocupación de hallarte
    certidumbre de hallarte
    pobres dudas de hallarte


    tengo urgencia de oírte
    alegría de oírte
    buena suerte de oírte
    y temores de oírte


    o sea
    resumiendo
    estoy jodido
    y radiante
    quizá más lo primero
    que lo segundo
    y también
    viceversa.

    miércoles, 9 de marzo de 2011

    Fragmento de "El amante" de Marguerite Duras

    "Y seguiré ahí, lamentándome de todo lo que haga, de todo lo que deje, de todo lo que tome, tanto lo bueno como lo malo."

    Fragmento de "El amante" de Marguerite Duras

    "Nunca he escrito, creyendo hacerlo, nunca he amado, creyendo amar, nunca he hecho nada salvo esperar delante de la puerta cerrada."

    Fragmento de "El amante" de Marguerite Duras

    "La historia de mi vida no existe. Eso no existe. Nunca hay centro Ni camino, ni línea. Hay vastos pasajes donde se insinua que alguien hubo, no es cierto, no hubo nadie."

    Fragmento de "El amante" de Marguerite Duras

    "La conozco desde siempre.Todo el mundo dice que de joven era usted hermosa, me he acercado para decirle que en mi opinión la considero más hermosa ahora que en su juventud, su rostro de muchacha me gustaba mucho menos que el de ahora, devastado."

    "Ojos claros, serenos" de Gutierre de Cetina

    Ojos claros, serenos,
    si de un dulce mirar sois alabados,
    ¿por qué, si me miráis, miráis airados?
    Si cuanto más piadosos,
    más bellos parecéis a aquel que os mira,
    no me miréis con ira,
    porque no parezcáis menos hermosos.
    ¡Ay tormentos rabiosos!
    Ojos claros, serenos,
    ya que así me miráis, miradme al menos.

    Poema de Ana López (Perú 1969 - 1991)

    ¡No estoy enferma!
    Ya sé lo que tengo,
    es el dolor del alma,
    ese dolor tan grande
    que no cabe en ella
    y se ve obligado a invadir mi cuerpo;
    a tomar como suyo cada órgano,
    cada músculo, cada hueso...
    ¡Ya sé lo que tengo!
    Estoy muriendo de tristeza...

    Poema 33 de Alejandra Pizarnik (Argentina 1936 - 1972)

    alguna vez
    alguna vez tal vez
    me iré sin quedarme
    me iré como quien se va

    "Canción de amor de la joven loca" de Sylvia Plath (EU 1932 - 1963)

    Cierro los ojos y el mundo muere;
    Levanto los párpados y nace todo nuevamente.
    (Creo que te inventé en mi mente).

    Las estrellas salen valseando en azul y rojo,
    Sin sentir galopa la negrura:
    Cierro los ojos y el mundo muere.

    Soñé que me hechizabas en la cama
    Cantabas el sonido de la luna, me besabas locamente.
    (Creo que te inventé en mi mente).

    Dios cae del cielo, las llamas del infierno se debilitan:
    Escapan serafines y soldados de satán:
    Cierro los ojos y el mundo muere.

    Imaginé que volverías como dijiste,
    Pero crecí y olvidé tu nombre.
    (Creo que te inventé en mi mente).

    Debí haber amado al pájaro de trueno, no a ti;
    Al menos cuando la primavera llega ruge nuevamente.
    Cierro los ojos y el mundo muere.
    (Creo que te inventé en mi mente).

    martes, 8 de marzo de 2011

    "Pensándolo bien" de Jaime Sabines ( México 1926- 1999 )

     
    Me dicen que debo hacer ejercicios para adelgazar, que alrededor de los 50 son muy peligrosos la grasa y el cigarro, que hay que conservar la figura y dar la batalla al tiempo, a la vejez.
    Expertos bien intencionados y médicos amigos me recomiendan dietas y sistemas para prolongar la vida unos años más.
    Lo agradezco de todo corazón, pero me río de tan vanas recetas y tan escaso afán.
    (La muerte también ríe de todas estas cosas.)
    La única recomendación que considero seriamente es la de buscar mujer joven para la cama, porque a estas alturas, la juventud sólo puede llegarnos por contagio.

    Fragmentos de "Aura" de Carlos Fuentes

    "Murmuras el nombre de Aura al oído de Aura. Sientes los brazos llenos de la mujer contra tu espalda. Escuchas su voz tibia en tu oreja:
    - ¿Me querrás siempre?
    - Siempre, Aura, te amaré para siempre.
    -¿Siempre? ¿Me lo juras?
    - Te lo juro.
    - Aunque envejezca? ¿Aunque pierda mi belleza? ¿Aunque tenga el pelo blanco?
    - Siempre, mi amor, siempre.
    - ¿Aunque muera, Felipe? ¿Me amarás siempre, aunque muera?
    - Siempre, siempre. Te lo juro. Nada puede separarme de ti.
    - Ven, Felipe, ven...
    Buscas, al despertar, la espalda de Aura y sólo tocas esa almohada, caliente aún, y las sábanas blancas que te envuelven.
    Murmuras de nuevo su nombre."

    (...)

    "- Aura...
    Querrás acercar tu mano a los senos de Aura. Ella te dará la espalda: lo sabrás por la nueva distancia de su voz.
    - No... No me toques...
    -Aura... te amo.
    - Sí, me amas. Me amarás siempre, dijiste ayer...
    - Te amaré siempre. No puedo vivir sin tus besos, sin tu cuerpo...
    - Bésame el rostro; sólo el rostro.
    Acercarás tus labios a la cabeza reclinada junto a la tuya, acariciarás otra vez el pelo largo de Aura: tomarás violentamente a la mujer endeble por los hombros, sin escuchar su queja aguda; le arrancarás la bata de tafeta, la abrazarás, la sentirás desnuda, pequeña y perdida en tu abrazo, sin fuerzas, no harás caso de su resistencia gemida, de su llanto impotente, besarás la piel del rostro sin pensar, sin distinguir: tocarás esos senos flácidos cuando la luz penetre suavemente y te sorprenda, te obligue a apartar la cara, buscar la rendija del muro por donde comienza a entrar la luz de la luna, ese resquicio abierto por los ratones, ese ojo de la pared que deja filtrar la luz plateada que cae sobre el pelo blanco de Aura, sobre el rostro desgajado, compuesto de capas de cebolla, pálido, seco y arrugado como una ciruela cocida: apartarás tus labios de los labios sin carne que has estado besando, de las encías sin dientes que se abren ante ti: verás bajo la luz de la luna el cuerpo desnudo de la vieja, de la señora Consuelo, flojo, rasgado, pequeño y antiguo, temblando ligeramente porque tú lo tocas, tú lo amas, tú has regresado también..."


    "La hora" de Juana de Ibarbourou (Uruguay 1892 - 1979)


    Tómame ahora que aún es temprano
    y que llevo dalias nuevas en la mano.
    Tómame ahora que aún es sombría
    esta taciturna cabellera mía.


    Ahora , que tengo la carne olorosa,
    y los ojos limpios y la piel de rosa.
    Ahora que calza mi planta ligera
    la sandalia viva de la primavera.


    Ahora que en mis labios repica la risa
    como una campana sacudida a prisa.
    Después...¡oh, yo sé
    que nada de eso más tarde tendré!


    Que entonces inútil será tu deseo
    como ofrenda puesta sobre un mausoleo.
    ¡Tómame ahora que aún es temprano
    y que tengo rica de nardos la mano!


    Hoy, y no más tarde. Antes que anochezca
    y se vuelva mustia la corola fresca.
    hoy, y no mañana. Oh amante, ¿no ves
    que la enredadera crecerá ciprés?

    "La higuera" de Juana de Ibarbourou (Uruguay 1892 - 1979)


    Porque es áspera y fea,
    porque todas sus ramas son grises
    yo le tengo piedad a la higuera.

    En mi quinta hay cien árboles bellos,
    ciruelos redondos,
    limoneros rectos
    y naranjos de brotes lustrosos.

    En las primaveras
    todos ellos se cubren de flores
    en torno a la higuera.
    Y la pobre parece tan triste
    con sus gajos torcidos, que nunca
    de apretados capullos se viste...

    Por eso,
    cada vez que yo paso a su lado
    digo, procurando
    hacer dulce y alegre mi acento:
    "Es la higuera el mas bello
    de los árboles todos del huerto".

    Si ella escucha,
    si comprende el idioma en que hablo,
    ¡Que dulzura tan honda hará nido
    en su alma sensible de árbol!

    Y tal vez, a la noche,
    cuando el viento abanique su copa,
    embriagada de gozo le cuente:
    "Hoy a mí me dijeron hermosa".

    "Implacable" de Juana de Ibarbourou (Uruguay 1892 - 1979)


    Y te di el olor
    de todas mis dalias y nardos en flor.

    Y te di el tesoro,
    de las ondas minas de mis sueños de oro.


    Y te di la miel,
    del panal moreno que finge mi piel.


    ¡Y todo te di!
    Y como una fuente generosa y viva para tu alma fui.


    ¡Y tú, dios de piedra
    entre cuyas manos ni la yedra medra;

    y tú, dios de hierro,
    ante cuyas plantas velé como un perro,

    desdeñaste el oro, la miel y el olor.

    ¡ Y ahora retornas, mendigo de amor,

    a buscar las dalias, a implorar el oro,
    a pedir de nuevo todo aquel tesoro!


    Oye, pordiosero:
    ahora que tú quieres es que yo no quiero.


    Si el rosal florece,
    es ya para otro que en capullos crece.


    Vete, dios de piedra,
    sin fuentes, sin dalias, sin mieles, sin yedra,
    igual que una estatua,
    a quien Dios bajara del plinto, por fatua.


    ¡Vete, dios de hierro,
    que junto a otras plantas se ha tendido el perro!

    "Despecho" de Juana de Ibarbourou (Uruguay 1892 - 1979)


    ¡Ah, que estoy cansada! Me he reído tanto,
    tanto, que a mis ojos ha asomado el llanto;
    tanto, que este rictus que contrae mi boca
    es un rastro extraño de mi risa loca.

    Tanto, que esta intensa palidez que tengo
    (como en los retratos de viejo abolengo),
    es por la fatiga de la loca risa
    que en todos mis nervios su sopor desliza.

    ¡Ah, que estoy cansada! Déjame que duerma,
    pues como la angustia, la alegría enferma.
    ¡Qué rara ocurrencia decir que estoy triste!
    ¿Cuándo más alegre que ahora me viste?

    ¡Mentira! No tengo ni dudas, ni celos,
    ni inquietud, ni angustias, ni penas, ni anhelos.
    Si brilla en mis ojos la humedad del llanto,
    es por el esfuerzo de reírme tanto...

    "Como una flor desesperada" de Juana de Ibarbourou (Uruguay 1892 - 1979)

    Lo quiero con la sangre, con el hueso,
    con el ojo que mira y el aliento,
    con la frente que inclina el pensamiento,
    con este corazón caliente y preso,
    y con el sueño fatalmente obseso
    de este amor que me copa el sentimiento,
    desde la breve risa hasta el lamento,
    desde la herida bruja hasta su beso.

    Mi vida es de tu vida tributaria,
    ya te parezca tumulto, o solitaria,
    como una sola flor desesperada.

    Depende de él como del leño duro
    la orquídea, o cual la hiedra sobre el muro,
    que solo en él respira levantada.

    "Como la primavera" de Juana de Ibarbourou (Uruguay 1892 - 1979)


    Como un ala negra tendí mis cabellos
    sobre tus rodillas.

    Cerrando los ojos su olor aspiraste
    diciéndome luego:
    -¿Duermes sobre piedras cubiertas de musgos?
    ¿Con ramas de sauces te atas las trenzas?
    ¿Tu almohada es de trébol? ¿Las tienes tan negras
    porque acaso en ellas exprimiste un zumo
    retinto y espeso de moras silvestres?

    ¡Qué fresca y extraña fragancia te envuelve!
    Hueles a arroyuelos, a tierra y a selvas.
    ¿Qué perfume usas? Y riendo le dije:
    -¡Ninguno, ninguno!
    Te amo y soy joven, huelo a primavera.

    Este olor que sientes es de carne firme,
    de mejillas claras y de sangre nueva.
    ¡Te quiero y soy joven, por eso es que tengo
    las mismas fragancias de la primavera!

    "Una enredadera" de Juana de Ibarbourou (Uruguay 1892 - 1979)



    Seré benéfica y mínima
    Como la flor de la salvia,
    Si tú me dejas seguirte
    y estar contigo en tu casa.
     
    Cuando tú quieras silencio,
    Seré silencio yo misma.
    Haré más lentos mis pulsos,
    Haré callada la risa,
    y he de ser como una sombra
    Que a tu costado se ovilla.
     
    Cuando vuelvas de la calle,
    Hastiado, amargo, sediento,
    Como agua clara del río
    Será para ti mi cuerpo.
     
    Y almohada de trébol nuevo.
    Mi brazo, para tu nuca.
    Sobre tus sienes ardientes,
    Frescas, mis manos desnudas.
     
    Deja que aliente a tu lado
    Como una sombra ligera,
    Como sombra que tuviese
    Fragancia de madreselva.
     
    ¡Sueño ceñirme a tu vida
    Igual que una enredadera!

    "Poema 12" en "Veinte poemas de amor y una canción desesperada" en 1924 de Pablo Neruda (Chile 1904 - 1973)


    Para mi corazón basta tu pecho,
    para tu libertad bastan mis alas.

    Desde mi boca llegará hasta el cielo
    lo que estaba dormido sobre tu alma.

    Es en ti la ilusión de cada día.

    Llegas como el rocío a las corolas.
    Socavas el horizonte con tu ausencia.
    Eternamente en fuga como la ola.

    He dicho que cantabas en el viento
    como los pinos y como los mástiles.
    Como ellos eres alta y taciturna.
    Y entristeces de pronto, como un viaje.

    Acogedora como un viejo camino.
    Te pueblan ecos y voces nostálgicas.
    Yo desperté y a veces emigran y huyen
    pájaros que dormían en tu alma.

    Fragmento de "La mujer que tenía los pies feos" de Jordi Soler

    "Entre la boca y los ojos empecé a inventarle la nariz. En esas estaba cuando Varsovia giró tres cuartos la cara (...) y noté que la nariz era ligeramente ganchuda. Pera ya estaba encarrilado en la tarea de otorgarle el nivel de canon a las proporciones de su cara y ese gancho que me hubiera parecido feo en otra mujer, aquí resultaba una pieza atractiva. El proceso de engancharse de alguien: fijarse en un punto específico del rostro o del cuerpo y a partir de ahí contarse las mentiras que hagan falta para redimensionar cada una de las partes que en general no suelen ser tan agraciadas. Una mujer con gracia por todas partes sería una auténtica desgracia, no tendría contrapuntos ni contrastes, sería un contunuum sin accidentes para agarrarse; no daría oportunidad a quien se enamorara de ella, de contarse esa serie de mentiras que acaban siendo el acto de creación que hace que el enamorado se vuelva loco por tal mujer, que es en realidad obra suya. Esto es lo que pensaba entonces, frente a ella, reconstruyéndola, un caso más de enamoramiento por ocio. (...)
    Varsovia empezaba a encarnar, desde entonces, la más abismal de las bellezas: la que uno se empeña en ver."

    Fragmento de "La mujer que tenía los pies feos" de Jordi Soler

    "Tan cerca de ella sentí el deseo creciente de besarla. No lo hice. Besar a Varsovia en un momento inadecuado puede arruinar la noche o el resto de la vida, depende, lo sé por experiencia, hay que esperar ciertas señales, porque si juego el impulso entonces recula y dice que no la acose, que siempre estoy pensando en eso, y antes de perder esa boca mejor me contengo y no la beso."

    Otro apotegma de Ernest Bramah (Inglaterra 1868 - 1942)

    "Una frugal fuente de olivas sazonadas con miel es preferible al más aparatoso pastel de lenguas de cachorro, traido en cofres milenarios de laca y servido a otras personas."

    Apotegma de Ernest Bramah (Inglaterra 1868 - 1942)

    "El que aspira a cenar con el vampiro, debe aportar su carne."

    Fragmento de alguna poesía de E. E. Cummings (EU 1984 - 1962)

    Un fragmento...

    "La cara terrible de Dios, más resplandeciente que una cuchara; resume la imagen de una sola palabra fatal; hasta que mi vida (que gusto del sol y la luna) se parece a algo que no ha sucedido. Soy una jaula de pájaro sin ningún pájaro, un collar en busca de un perro, un beso sin labios; una plegaria a la que le faltan rodillas; pero algo late dentro de mi camisa que prueba que está desmuerto el que, viviente, no es nadie. Nunca te he querido, querida, como ahora te quiero."

    "i carry your heart with me" de E. E. Cummings (EU 1984 - 1962)

    i carry your heart with me (i carry it in
    my heart) i am never without it (anywhere
    i go you go, my dear; and whatever is done
    by only me is your doing, my darling)
    i fear no fate (for you are my fate, my sweet) i want
    no world (for beautiful you are my world, my true)
    and it's you are whatever a moon has always meant
    and whatever a sun will always sing is you

    here is the deepest secret nobody knows
    (here is the root of the root and the bud of the bud
    and the sky of the sky of a tree called life; which grows
    higher than the soul can hope or mind can hide)
    and this is the wonder that's keeping the stars apart

    i carry your heart (i carry it in my heart)

    "Cada mañana" de Rafael Guillén (España 1933)


    Cada mañana el mismo
    asombro, siempre nuevo:
    el ver lo natural
    que es para ti tu cuerpo.


    Consabidas minucias
    del rito del aseo,
    que imperceptiblemente
    elevas al misterio.


    Desde mis ajimeces
    vigilo tus linderos:
    revuelas como un ángel
    sobre tus mismos pechos.


    Tu humedad se disputan
    la juncia y el espliego.
    ¡Ay, frescura de aljibe
    y calor de sesteo!.


    En mis blandas murallas
    aprisionado, veo
    el hábito sencillo
    que tienes de tu cuerpo.


    Resuelves la materia
    en puro movimiento;
    cada escorzo insinúa
    un ritmo en el espejo.


    El repetido aire
    que modela tus gestos,
    es en ti cristalino
    pero en mí es espeso.


    De tu cuello desnudo
    nace un hondo venero;
    de tus brazos en alto,
    la mimbre de tu pelo.


    Al alba, cuando mido
    tu distancia, no entiendo
    la natural costumbre

    que es para ti tu cuerpo.

    "La Roca" (Primer coro) en 1934 de T.S. Eliot (EU 1888 - 1965)


    Se cierne el águila en la cumbre del cielo,
    el cazador y la jauría cumplen su círculo.
    ¡Oh revolución incesante de configuradas estrellas!
    ¡Oh perpetuo recurso de estaciones determinadas!
    ¡Oh mundo del estío y del otoño, de muerte y nacimiento!
    El infinito ciclo de las ideas y de los actos,
    infinita invención, experimento infinito,
    trae conocimiento de la movilidad, pero no de la quietud;
    conocimiento del habla, pero no del silencio;
    conocimiento de las palabras e ignorancia de la palabra.
    Todo nuestro conocimiento nos acerca a nuestra ignorancia,
    toda nuestra ignorancia nos acerca a la muerte,
    pero la cercanía de la muerte no nos acerca a Dios.
    ¿Dónde está la vida que hemos perdido en vivir?

    ¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido en conocimiento?
    ¿Dónde el conocimiento que hemos perdido en información?
    Los ciclos celestiales en veinte siglos
    nos apartan de Dios y nos aproximan al polvo.

    Versión de Jorge Luis Borges

    lunes, 7 de marzo de 2011

    "Besos" de Gabriela Mistral (Chile 1889 - 1957)


    Hay besos que pronuncian por sí solos
    la sentencia de amor condenatoria,
    hay besos que se dan con la mirada
    hay besos que se dan con la memoria.

    Hay besos silenciosos, besos nobles
    hay besos enigmáticos, sinceros
    hay besos que se dan sólo las almas
    hay besos por prohibidos, verdaderos.

    Hay besos que calcinan y que hieren,
    hay besos que arrebatan los sentidos,
    hay besos misteriosos que han dejado
    mil sueños errantes y perdidos.

    Hay besos problemáticos que encierran
    una clave que nadie ha descifrado,
    hay besos que engendran la tragedia
    cuantas rosas en broche han deshojado.

    Hay besos perfumados, besos tibios
    que palpitan en íntimos anhelos,
    hay besos que en los labios dejan huellas
    como un campo de sol entre dos hielos.

    Hay besos que parecen azucenas
    por sublimes, ingenuos y por puros,
    hay besos traicioneros y cobardes,
    hay besos maldecidos y perjuros.

    Judas besa a Jesús y deja impresa
    en su rostro de Dios, la felonía,
    mientras la Magdalena con sus besos
    fortifica piadosa su agonía.

    Desde entonces en los besos palpita
    el amor, la traición y los dolores,
    en las bodas humanas se parecen
    a la brisa que juega con las flores.

    Hay besos que producen desvaríos
    de amorosa pasión ardiente y loca,
    tú los conoces bien son besos míos
    inventados por mí, para tu boca.

    Besos de llama que en rastro impreso
    llevan los surcos de un amor vedado,
    besos de tempestad, salvajes besos
    que solo nuestros labios han probado.

    ¿Te acuerdas del primero...? Indefinible;
    cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
    y en los espasmos de emoción terrible,
    llenaron sé de lágrimas tus ojos.
    ¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
    te vi celoso imaginando agravios,
    te suspendí en mis brazos... vibró un beso,
    y qué viste después...? Sangre en mis labios.

    Yo te enseñe a besar: los besos fríos
    son de impasible corazón de roca,
    yo te enseñé a besar con besos míos
    inventados por mí, para tu boca.


    "Para un poeta " Incluido en "Color" de 1925 de Countee Cullen (EU 1903-1946)


    He envuelto mis sueños en un paño de seda,
    y los he puesto lejos en una caja de oro;
    Donde se aferra con voluntad los labios de la polilla,
    he envuelto mis sueños en un paño de seda;
    No guardo rencor; No creo que valga la pena
    para quien encontró la respiración de la tierra tan afilada y fría;
    He envuelto mis sueños en un paño de seda,
    y los he puesto lejos en una caja de oro.

    "Mag" en "Chicago Poems" de 1916 de Carl Sandburg (EU 1878-1967)

    23. Mag

    Juro por Dios, Mag, que ojalá nunca te hubiera visto.
    Ojalá nunca dejaras tu trabajo para venirte conmigo.
    Ojalá jamás hubiéramos pagado el permiso, ni comprado un vestido blanco,
    para que te casaras el mismo día en que fuimos corriendo a ver al cura
    y le dijimos que nos amaríamos y cuidaríamos uno al otro por siempre jamás,

    siempre que el sol y la lluvia perdurasen en algún rincón.
    Sí, ahora es mi deseo que vivieras en otra parte, bien lejos de aquí,
    y que yo fuera un vagabundo montado en un mercante,
    a dos mil kilómetros, totalmente en la ruina.
    Y ojalá nunca hubiéramos tenido niños
    ni el alquiler, el carbón, la ropa por pagar,
    ni el recadero de la tienda que viene a cobrar lo suyo,
    a cobrar en metálico por alubias y ciruelas.
    Ojalá nunca te hubiera visto, Mag:
    Ojalá nunca hubiéramos tenido niños.
     

    23. Mag
    I WISH to God I never saw you, Mag.
    I wish you never quit your job and came along with me.
    I wish we never bought a license and a white dress
    For you to get married in the day we ran off to a minister
    And told him we would love each other and take care of each other        
    Always and always long as the sun and the rain lasts anywhere.
    Yes, I’m wishing now you lived somewhere away from here
    And I was a bum on the bumpers a thousand miles away dead broke.
          I wish the kids had never come
          And rent and coal and clothes to pay for       
          And a grocery man calling for cash,
          Every day cash for beans and prunes.
          I wish to God I never saw you, Mag.
          I wish to God the kids had never come.